Santo Domingo.- El Ministro de Relaciones Exteriores, Miguel Vargas, invocó hoy en
nombre del gobierno dominicano, durante la reunión de Consulta de Cancilleres
de la OEA, la necesidad de que en Venezuela se permita “un espacio amplio a las
partes en conflicto para que puedan negociar una salida justa a la crisis, bajo
el entendido de que no se trata de una voz solitaria clamando en el desierto,
sino la expresión de nuestros pueblos”.
Una nota del Mirex destaca que dentro
del marco de la reunión, el Canciller Vargas fue designado a unanimidad, vicepresidente
de la Vigésimo-novena consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, actividad que se celebra con el fin de considerar problemas de
carácter urgente y de interés común para los Estados americanos, y para servir
de Órgano de Consulta.
Al hacer uso de la
palabra durante la actividad, el Canciller Vargas expresó que plantear una
salida al margen de cualquiera de los sectores involucrados, “constituye una
pérdida de tiempo y un cortejo a la continuación de un tranque político que
sólo garantiza el caos, la violencia y la ingobernabilidad”.
En ese orden, el
funcionario dominicano dijo que los factores antes citados mantienen
actualmente a Venezuela sumida en una profunda crisis que repercute en el
estado de bienestar de unos 30 millones de ciudadanos.
A su juicio,
Venezuela está urgida hoy más que nunca de un acuerdo de reconciliación
nacional que la reconduzca por un estado de convivencia pacífica, “y eso sólo
puede lograrse a través de una negociación de amplio espectro que involucre a
las dos partes enfrentadas”.
“La única
responsabilidad que no puede obviarse, y mucho menos delegarse, involucra a
todos los países del hemisferio en el compromiso de evitar la repetición de
acontecimientos violentos que han marcado nuestra historia por más de cinco siglos,
y para lograr eso es imprescindible que nos despojemos de sectarismos y nos
dejemos llevar por la buena fe y el sentido común”, subrayó.
Recordó que América
Latina ha sido pródiga “provocando estados de violencia que nos han causado
heridas profundas difíciles de restañar”, ya generando revoluciones, gloriosas
gestas independentistas y/o hechos heroicos “que enorgullecen nuestras
páginas”.
Agregó que, sin
embargo, la región también ha sido desgarrada por guerras intestinas, “luchas
entre nosotros mismos, conflictos crueles entre hermanos….”.
A modo de ejemplo,
el Canciller Vargas recordó lo acontecido en la República Dominicana, la que
tras el ajusticiamiento del dictador Rafael Trujillo, el 30 de mayo de 1961, el
20 de diciembre de 1962, “elegimos el primer gobierno democrático, pero siete
meses después ese gobierno legítimo fue destituido por un golpe de Estado
cuartelario que contó con el apoyo de grupos políticos de la oposición”.
Dijo que como
consecuencia de la interrupción del gobierno democrático encabezado por el
presidente Juan Bosch, “bastaron 18 meses para que el pueblo se lanzara a las
calles reclamando el retorno de la constitucionalidad, y en cuestión de horas
nos hallábamos en medio de una guerra civil con miles de muertos entre nosotros
mismos y una consecuente intervención militar de los Estados Unidos que vulneró
nuestra soberanía”.
“Lo que deseo testimoniarles es que de una guerra fratricida un pueblo no se recupera, porque deja sangre entre hermanos que no seca jamás…”, manifestó finalmente el Canciller, con la petición de que se debe evitar “esa tragedia a nuestros hermanos venezolanos”.
La reunión
“Lo que deseo testimoniarles es que de una guerra fratricida un pueblo no se recupera, porque deja sangre entre hermanos que no seca jamás…”, manifestó finalmente el Canciller, con la petición de que se debe evitar “esa tragedia a nuestros hermanos venezolanos”.
La reunión
Previo
al inicio de los debates, fueron presentados dos proyectos de resolución sobre la
situación de Venezuela, dos proyectos de resolución sobre la
situación de Venezuela, la primera sustentada por Perú,
Canadá, Estados Unidos, México y Panamá proponiendo que la OEA inste al
Gobierno de Nicolás Maduro a frenar la convocatoria de la Asambla Constituyente "en la forma en
que
está concebida actualmente", así como
a suspender los enjuiciamientos de civiles por tribunales militares, entre
otros aspectos.
La otra,
de Antigua y Barbuda también insiste en poner fin al proceso de la
Asamblea Constituyente convocado por Maduro hace unas semanas, el que
prevé elegir un total de 545 corredactores de una nueva Constitución para el
país.
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