EUROPA / RUSIA
El viceministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Riabkov, ha advertido una vez más a Estados Unidos sobre la “líneas rojas” que no debería cruzar en Venezuela.
“Hemos marcado líneas rojas a los estadounidenses, entre ellas que es inadmisible una injerencia armada”, así resaltó Riabkov, en una entrevista concedida ayer miércoles al periódico ruso Izvestia.
El diplomático ruso destacó que Washington busca lanzar contra el pueblo venezolano un modelo que ya ha sido predeterminado con la colusión política, aunque la medida fue neutralizada a través de las políticas “responsables” del actual Gobierno venezolano.
“La política responsable del presidente legítimo venezolano, Nicolás Maduro, su intención de dialogar, las consultas con las facciones opositoras, la implicación de distintos actores, entre ellos del Grupo Internacional de Contacto y de países como Rusia, China y Turquía, aumentan las expectativas de que los estadounidenses tengan un enfoque más prudente y equilibrado”, sostuvo Riabkov.
El vice titular de la Diplomacia rusa que tiene planeado viajar este mismo mes de julio a Venezuela, también ofreció su deseo de que los intentos para reducir el conflicto en este país avance “en la dirección correcta con los esfuerzos comunes de todos los socios sensatos”, aunque no subestimó los riesgos de un nuevo agravamiento de la situación provocado por opositores apoyados por EE.UU.
El Gobierno estadounidense, el principal aliado de la oposición venezolana y del autoproclamado “presidente interino” de Venezuela, Juan Guaidó, ha aplicado en los recientes meses una combinación de retórica dura, presiones diplomáticas, sanciones económicas e incluso el golpe de Estado y amenazas con el uso de la opción militar para sacar del poder a Maduro.
No obstante, países aliados de Venezuela como Rusia y China, se han mantenido al lado del mandatario legítimo del país suramericano ante esta ofensiva que sufre Maduro.
Rusia ha alertado, en múltiples ocasiones, de las catastróficas consecuencias que se pueden derivar de las injerencias foráneas, entre ellas una intentona golpista o una agresión militar —planteada por Washington— en Venezuela. Moscú opina que solo un diálogo intervenezolano puede atajar la crisis.
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