Santo Domingo.- La Cámara de Diputados rindió un homenaje póstumo al ex miembro de este órgano legislativo, Tirso Mejía Ricart, fallecido el pasado sábado por quebrantos de salud.
Durante un acto solemne en el Salón de la Asamblea Nacional, el presidente de la Cámara de Diputados, Alfredo Pacheco, resaltó la vida y aportes al país del dirigente político y destacado intelectual.
En presencia de familiares y allegados, y la participación del presidente de la Asamblea Nacional, Eduardo Estrella; diputados y senadores hicieron guardia de honor.
“En su trayectoria como congresista (1998/2002) fue uno de los primeros en República Dominicana en hablar de la necesidad de ley de partidos políticos y del régimen electoral, así como de las circunscripciones electorales y del voto preferencial”, manifestó.
Pacheco resaltó que en aquella época no fue fácil convencer a todo un país sobre la necesidad del voto preferencial y eliminar las “odiosas” listas electorales que permitían que muchas personas llegaran al Congreso Nacional sin ser elegidas directamente.
“Pero Tirso Mejía Ricart también presentó una gran cantidad de proyectos, antes, durante y después de estar en el Congreso, como la ley de participación ciudadana, la ley de declaración tardía, ley de inquilinato, otra para regular el servicio doméstico”, manifestó el presidente de la Cámara de Diputados.
Sostuvo que las iniciativas más importantes tendentes a reconocer la prioridad de las mujeres en la sociedad dominicana son de la autoría de Mejía Ricart.
Dijo que fue uno de los pilares fundamentales en los mayores tiempos de gloria del Partido Revolucionario Dominicano y luego ideólogo fundador del Partido Revolucionario Moderno en el cual, hasta sus últimos días, estuvo en cada una de las grandes batallas que libró esta organización para lograr en muy poco tiempo alcanzar el poder.
De su lado, la hija de Tirso Mejía Ricart, Mariana Mejía, tras agradecer el homenaje, resaltó los valores de su padre afirmando que para él su vida pública y privada eran una misma, ya que hizo de ambas sus ideales de cómo deberían ser las cosas.
Lo definió como un enemigo del clientelismo político y que decía tener el privilegio de hacer política no por necesidad sino por vocación.
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