Mientras el presidente ucraniano ordena a su Ejército prepararse para un conflicto con Rusia, Moscú advierte a Kiev del peligro que corre si inicia una guerra.
Nuevas tensiones entre Rusia y Ucrania estallaron al denunciar el Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB, por sus siglas en inglés) el miércoles que grupos de inteligencia militar ucraniana habían tratado de infiltrarse en Crimea para llevar a cabo ataques de sabotaje y atentar contra “infraestructuras viables de la península”.
Hoy jueves, el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, ha ordenado poner en “máxima alerta de combate” a todas las Fuerzas Armadas del país eslavo en la frontera con Crimea ante un eventual enfrentamiento contra el Ejército ruso.“Una vez más, hacemos un llamamiento a nuestros socios (occidentales) para que ejerzan su influencia sobre las autoridades de Kiev y las prevengan de dar pasos peligrosos que puedan tener las más negativas consecuencias. Jugar con fuego no acaba bien”, reza un comunicado emitido hoy mismo por la Cancillería rusa.
La Cartera rusa asegura que ni las muertes de un agente del FSB y de un soldado ruso ni los daños infligidos a Rusia en los choques entre fuerzas rusas y saboteadores ucranianos en Crimea “quedarán impunes”.
Asimismo, señala que los intentos de desequilibrar la situación en la península están condenados al fracaso. Rusia garantiza “incondicionalmente” la estabilidad y la seguridad en la república de Crimea, sostiene la nota.
Reaccionando a los últimos acometimientos en Crimea, el presidente ruso, Vladimir Putin, acusó el miércoles de terrorismo al Gobierno de Kiev, advirtiendo de que su país no dejará “pasar estas cosas”.
La península de Crimea, situada al sur de Ucrania, se separó de este país y se reincorporó a la Federación de Rusia tras un referendo celebrado en marzo de 2014, en el que más del 96 % de los votantes avaló esta decisión.
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